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martes, 25 de mayo de 2010

La Trabucada



La Trabucada

Desde el Rincón del Matrós queremos rendir un homenaje a todas las tripulaciones de botes de Vela Latina Canaria sin excepción, por su entrega y pundonor para mantener a flote, no solo su bote sino también su espíritu competitivo y su "nobleza en el bregar".



La trabucada es, en sí misma, la negación de un propósito.

El hombre, desde hace siglos y siglos se ha dedicado a "perfeccionar" cada vez más la estabilidad, estanqueidad, flotabilidad, velocidad, evolución y, fundamentalmente en los veleros, el adrizamiento de los barcos.
El hombre ha tomado nota de los distintos comportamientos que presenta la naturaleza, para ir creando una teoría que conduzca al aprendizaje de la mayor parte de las coincidencias y causalidades que se producen en las condiciones meteorológicas. De estas teorías aprendemos los que optamos por navegar, y mucho más los que optamos por hacerlo a vela.

Con el paso del tiempo y con la práctica habitual, leyendo adecuadamente los mensajes que contínuamente nos envía la naturaleza, vamos adquiriendo una "pericia" que nos conduce al aprovechamiento de las condiciones de viento y mar que en cada momento se nos ofrecen.

El punto de madurez, sin duda, de todo marinero, es aquél en el que siente a la naturaleza como aliada y él mismo se siente parte de ella.
Nunca un marinero maduro y macerado en agua salada, despotricará del viento ni de la mar, pues sabe que gracias al viento y la mar el mundo ha avanzado y también nos hace sentir más próximos al camino de la libertad.
Y puestos en este punto, cabe preguntarse entonces: ¿cuales son los enemigos del marinero?
La respuesta, lejos de estar en la mente de los grandes teóricos, de los pensadores o de los escasos humanos dotados de inteligencia sublime, está en nosotros, es simple y todos los enemigos se resumen en tres: La confianza, la arrogancia y la prepotencia.

La naturaleza nunca está en contra nuestra sino que, por el contrario, nos permite avanzar. Si estuviese en contra nuestra y no quisiese que avanzásemos, símplemente dejaría de soplar el viento.
No nos trabuca el viento; nos trabucan nuestros propios errores. La sabiduría pasa por aprender de ellos y de ir despojándonos de nuestros tres enemigos.
Hay que levantarse y seguir. Tal vez debamos pensar que los errores son imprescindibles para acertar.

Marinero de la Vela Latina, por tu esfuerzo y buen hacer te mereces un homenaje contínuo, como el que te proporciona cada fin de semana la naturaleza, ofreciéndote el disfrute, en una de las bahías mas bellas del mundo y unas embarcaciones que son joya y evolucionada tradición de nuestro pueblo.


Quiero compartir con todos este video que las casualidades y causalidades me han dado la oportunidad de grabar y montar, casi en tiempo real. Espero que lo disfruten.

http://www.youtube.com/watch?v=sqEpDTYrd40

martes, 18 de mayo de 2010

Tino de la Nuez


Tino

la paciente certidumbre

Agustín de la Nuez Martín, "Tino", como tantos otros de su época, se ve obligado a trabajar desde los 12 ó 13 años, como ayudante de carnicero. Ejerce su profesión, entre otros lugares, en la Plaza de Las Palmas, el viejo mercado de Escaleritas, el Central y, finalmente, en el Mercado Altavista, donde se jubila en 2003, después de 45 años entre perniles, solomillos, babillas, fríos, puntillas y machetes, teniendo siempre un exquisito trato para con sus clientes, a los que mimaba y consideraba como de su familia, hasta que un problema físico le impide continuar defendiendo su puesto en el Mercado.

Se inicia en la Vela Latina en el año 1966, en el bote de su barrio, el San Cristóbal, cuando contaba con 22 años.

Me recuerda Tino la razón por la que el San Cristóbal tiene el número 19 en su vela, cuando le debía corresponder el 18, por el orden en el que fué a inscribirse en la Comandancia de Marina. Pero esa historia, entrañable de veras, la contaremos en otra ocasión. Recuerda también Tino que eran años de mucho trabajo y escasez de recursos. Las velas se hacían para que duraran 6 ó 7 años y los botes para que duraran "toda la vida". No era el San Cristóbal precisamente un bote puntero, por lo que se necesitaba mucho, muchísimo entusiasmo, para poder mantenerse cada domingo, año tras año, en la brega y al pié del cañón.


En 1974 el bote de San Cristóbal no se inscribe en la competición, por lo que Tino, en compañía de varios de sus compañeros, entre los que destaca Antonio "el Seiko", deciden sacar a navegar el Bandama, bote con el que compiten durante 2 años. En el año 1975 ganan el concurso Día de la Hispanidad.


Acabada esta temporada, Maestro Eusebio les propone construir un nuevo bote, que les representaría el mismo esfuerzo económico que la reparación del viejo Bandama. Siguen los consejos del entendido y contruyen un nuevo bote, poniéndole de nombre Roque Nublo.


En el nuevo proyecto se "embarcan" los amigos, además de los citados Tino y el Seiko, Juan el gafas, Boro, Carmelo y Luis Martín, Sene, Nicolás Negrín, Miguel, Juan Carmelo, etc.


En 1978 es patrón del Roque Nublo, compartiéndo la caña con Juan Carmelo. En 1981 es ya el patrón oficial y único del bote y logran el Campeonato de esa temporada. El el año 1982 patronea el Virgen del Carmen y en el año 1983 inicia la temporada en el Poeta Tomás Morales, llevándolo solo 3 regatas y continúa la temporada en el Unelco, bote con el que llega a la final de la Eliminatoria de La Caja, final en la que , curiosamente, también participó el Morales, aunque ninguno de los dos pudo hacerse con el título, pues el tercero en discordia se llevó el gato al agua, y no era otro que el Perico "repiquete".


En el año 1984 regresa al bote de su barrio, bajo la presidencia de Luis "Cartalla" Santana Rojas. Serán años muy buenos para el bote del barrio marinero, con la obtención de varios títulos.


En el año 1996 decide tomarse un tiempo de descanso de botes y pasar a ser colaborador "sin tanto compromiso". Pero ya se sabe que uno es el que propone pero no siempre el que dispone. Es así que, debido a un compromiso ineludible, acepta llevar el Villa de Agüimes durante esa temporada, bajo la presidencia de José Armas Barber. Pero el entusiasmo de Tino no tiene límites y el compromiso de una temporada se convierte en un trienio, desde 1996 hasta 1998.


Pasa luego varios años colaborando con la Federación de Vela Latina Canaria en tareas de apoyo y remolque, hasta que en el año 2002, acabada la temporada y tras una de esas tardes de coincidencias y causalidades, decide "crear" un nuevo bote, utilizando un viejo casco del Portuarios, al que le pone un nombre más que evocador.

Vuelve a navegar un bote con el nombre de Guerra del Río. En este bote se encuentra ahora Tino poéticamente embarcado, como "el marinero en tierra" de Alberti.


Sin Tino la Vela Latina, probablemente, seguiría existiendo pero, sin ninguna duda, sería diferente.




martes, 11 de mayo de 2010

Tito

Tito,

el brazo poderoso

Antonio Marrero Peña, Tito, nace en el año 1931, en el barriada de Guanarteme y luego se traslada a vivir, después de la guerra, a la zona entre Presidente Alvear y Montevideo.

Desde muy joven se ve obligado a trabajar y lo hace en la factoría de pescado Santo Domingo, que estaba en el puerto. Sin embargo, la fábrica de Ojeda estaba junto al Frente Obrero, cerca de lo que hoy es la calle Franchy Roca. Más tarde se trasladaron a la zona del Rincón.
¡¡ Ay, cuánto fuimos a pescar muchos al famoso muro de Lloret !!

Juega al fútbol en los Arenales y luego en el Pino. Jugaba en el campo donde también lo hacían Molowni, Mujica, Lobito Negro y "toda la pandilla", en lo que era el barrio del Pino. Se jugaba asimismo delante de la iglesia que daba nombre al barrio, que todo aquello era nada más que arena.

En el año 1964 inicia su vida deportiva en la vela latina, embarcando en el Unión Pino, navegando con marineros de la talla de Marcial y Pedro Mesa. Los patrones habituales eran Tony Arias y Manolito Artiles, siendo Tito en un principio contramurero y luego murero.
En el año 1965 se quedan campeones del grupo II y Tito aún conserva las fotos de cuando pasearon al bote embanderado por el barrio.

El Bote lo preparaban en la aviación, junto a la base naval, por la carbonera.

Cuando el Pino deja de navegar se enrola de murero en el Perico, con los históricos Chano Ceballos, Miguel Angel el Cicuta, Pepe el Calafate, Juán Morán, etc. Estuvo solo unos meses, pero lo recuerda como si fuese "antier".

Fué fundador del Pueblo Guanche, que sale por primera vez en el año 1978, junto a los hermanos Mesa (Marcial, Pedro, Joaquín y Domingo). En el año 1977 se reunen en el barranquillo 16 ó 18 amigos y acuerdan hacer un bote nuevo y ponerle el simbólico y representativo nombre de Unión del Pueblo Guanche, al que se adjudica el número 29 para su vela. En el año 1982 se quedan campeones del Campeonato y ganan la Copa Isla de Gran Canaria, que se pone en liza por primera vez.

En el Guanche navega hasta 1993, año en el que recala en el Sestiba, para hacerse cargo del mantenimiento del bote, a petición de José Marrero, y teniendo que embarcar en más de una regata, por necesidades de tripulación.

En la actualidad colabora con el mantenimiento del Puerto de la Luz.


Es un experto en la realización de costuras, nudos y amarres "eficientes". Muchos de los actuales responsables de amarrar las empuñaduras de la vela de cada bote han aprendido de Tito.
En la época en la que los botes estaban en la punta del Deportivo, casi todos los sábados o domingos amarraba la empuñadura de 8 ó 10 velas de distintos botes, haciéndolo siempre con entusiasmo y cariño y sin pedir nada a cambio.

En los últimos años ya se le nota cansado, con andar pausado, "al golpito", aunque sigue colaborando con todos los que le solicitan su ayuda. Es entrañable en su conversación y en el relato de sus diversas experiencias y anécdotas boteras, aunque le cuesta recordar muchos detalles.

Cada fin de semana se le ve acompañado de su esposa, la encantadora Rita, que está pendiente de que Tito se tome la medicación a su hora y no realice demasiados esfuerzos; tarea bastante difícil, pues Tito "no se sujeta" sentado en un banco y considera que tiene que hacer muchas cosas, que nadie las hará como él.



Suele recordar los años en los que se pasaban bastantes penurias para sacar un bote, pero al mismo tiempo recuerda con nostalgia la unión que existía. Para hacer la comida, cada uno aportaba algo: unos las papas, otros el pescado, la bebida, etc. Tito, por su trabajo, siempre aportaba el pescado para el sancocho o la gallegada, además de vender, como todos, los números de las rifas que se hacían, en combinación con los ciegos.
Recuerda tambien que en los años del Pino algunas de las personas que medían las velas para cortarlas y llevarlas a Fefita la costurera, eran Perico el Carnicero o Manolo La Fiera.



Tito es, sin duda, uno de esos marineros que no ha pasado desapercibido, por su tremendo poder físico y por su nobleza y carácter.


lunes, 3 de mayo de 2010

Antonio el Seiko


"A mi me gustaría un día ser patrón del Morales",

solía decir aquel chiquillo que correteaba entre los callaos y el polvo de las calles, en el barrio de San Cristóbal. Y a fé que cumplió su promesa, aunque para ello tuviese que esperar hasta el año 1973.

Este niño no era otro que Antonio Cabrera Socorro, al que ya de mayor se le empezó a llamar "el Seiko" motivado porque trabajaba en el taller de reparación de los relojes de dicha marca.

En el año 1966 se embarca en el San Cristóbal.

A partir del año 1973 comienza un peregrinage por diversos botes siendo patrón del Morales, Bandama, Roque Nublo, Carmen, Risco, Gran Canaria y Arenales. En el año 1987 recala de nuevo en el Roque Nublo y en él continúa hasta la fecha, salvo dos fugaces incursiones, una en el Güi-Güi y otra en el Castillo de San Cristóbal.

Es precisamente en el año 1987 cuando, en regata muy disputada de principio a fin, el Roque Nublo vence al Unión Arenales y de ese modo le "quita el campeonato" a los chicos del Lugo, saliendo de ello beneficiado el Poeta Tomás Morales.

Tiene en sus haber Antonio varios títulos, entre los que destacan la eliminatoria de 1976, con el Roque Nublo y la de 1978 con el Carmen.

En el año 2002 hace un casco completamente nuevo, que es el actual Roque Nublo, y que procura tener siempre a punto, realizando de vez en cuando algunos "arreglillos", para intentar mantenerlo competitivo.


En el presente año 2010 cumple 63 años y aun lleva el mando de todo lo que rodea al Roque Nublo. Sin embargo, una de sus características más destacada es la de estar siempre rodeado de buenos colaboradores, a los que en todo momento hace partícipe de sus preocupaciones y les hace sentir que son "fundamentales" para que el botito siga en la brega.

Recuerdo una ocasión en la que, estando el San Cristóbal en el Muelle de Santa Catalina, Antonio embarcó en el bote a varios chiquillos gitanos que se habían instalado provisionalmente por aquella zona y se fué a navegar con ellos, llevando como instrumentos auxiliares de achique los calderos que la familia tenía para hacer la comida. Anécdotas simpáticas y bromas como éstas son las que han hecho del Seiko un hombre entrañable y querido por todos.

Desde el año 2005 ya no es el patrón "titular" del bote, aunque siempre se ve obligado a coger la caña en alguna ocasión, debido a alguna ausencia o, como él dice, "pa mata´el gusanillo". Es amigo tambien de dar oportunidades a los jóvenes que tienen inquietud y desean navegar.

Es Antonio, sin duda, un personaje fundamental en la historia de los Botes.