Un pueblo que tiene memoria es un pueblo que avanza.
Salpicado de momentos tristes se desarrolló la temporada 2011.
En los inicios se nos fue Paco Beneyto “el flaco”, patrón que participara de lleno en una de las épocas más exitosas del bote Minerva, allá por los años 70 y posteriormente, a principio de los 80, como patrón del Pueblo Guanche, colaborando en la consecución del primer título para el bote del Barranquillo. Con él se nos fue un hombre genioso y amigo de sus amigos.
No se retrasó mucho en su despedida Eusebio Díaz, carpintero de la casi totalidad de los botes en activo. A lo largo de su vida construyó más de una treintena de botes de competición. Con él se fue uno de los últimos carpinteros de ribera con los que contaba nuestra ciudad.
Cuál artista de la madera modelaba y engarzaba cada nervio, cada músculo, cada trozo de piel hasta conseguir un nuevo ser, dotado de vida propia, para representar la más bella embarcación acariciada por las aguas de nuestra bahía.
De la mano de los botes Alcaravaneras y Gran Canaria, allá por la década de los 60, nos llegó a la Vela Latina un hombre espigado, de gran fortaleza, luchador dentro y fuera del terrero, que a los pocos años y durante casi 3 décadas, se convertiría en uno de los pilares sobre los que se edificó el esplendoroso presente que vive nuestra Vela Latina.
De su trabajo, esfuerzo, constancia y firmeza en la defensa de las características propias de nuestra actividad tradicional quedamos todos agradecidos. Los que tuvimos la oportunidad de rascar un poco en su aparente coraza de hermetismo, sabemos cuán grande era su corazón y cuán sublimes sus razones de ser.
El espíritu y trabajo altruista de Antonio el Rubio impregna cada rincón de nuestras espléndidas instalaciones.
Juan Medina Sánchez, al que toda su vida se le conoció por “Monagas”, se fue casi sin decir adiós, tal vez porque no pensara marcharse aún o, tal vez, porque nunca se fue. Sea como sea, siempre estará pendiente de las evoluciones de su Minerva del alma haciendo pareja, allá donde estén, con su inseparable Manuel “La Fiera”.
Toda una vida dedicada a una pasión.
Carmelo Martín fue el último amigo que nos dijo adiós, y lo hizo desde el silencio, sin querer molestar a nadie, como había hecho a lo largo de toda su vida. Decidió dejarnos definitivamente justo en aquellos días en los que uno de los botes de los que fue fundador, el Archipiélago 8, provocase que el campeonato hubiese de disputarse en una inédita final de 5.
Esta es parte de nuestra historia y la seguirá siendo mientras la memoria exista, porque los pueblos que avanzan son aquellos que construyen su futuro sobre los cimientos de su memoria.
Hasta siempre, compañeros.
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Enhorabuena. Enorme, como siempre.
ResponderEliminarMe quedé con los pelos de punta cuando lo escuché ayer en la entrega.
Gracias por tu sensibilidad
Espectacular manera de empezar un cierre de temporada. Una vez mas, gracias por permitir que disfrutemos de tus narraciones.
ResponderEliminarNo dejes de hacerlo pues lo importante de esto es estar muy feliz con lo que uno hace y se ve que nuestra vela latina la llevas muy, pero que muy adentro.
Salud2s
"Los mejores amigos son como las estrellas, aunque no siempre se ven, sabes que están ahí."
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